🍺Hablando de [depresores]: Una carta al Alcohol:
Querido chupecito, alcoholito de mil fiestas.
Muchas emociones me remontan a nuestra relación. Me diste años de pachangas, convivios y dopamina. De amistades que duraron mientras corrías por las venas y risas que no me arrepiento.
Me regalaste noches enteras de bailes y ocurrencias que conforme ibas subiendo en cantidad, se volvían más torpes y predecibles. Anécdotas memorables de carcajadas relacionadas con escenas grotescas, propias o ajenas. A esas alturas, daba igual.
En otros espacios y momentos, fuiste el pretexto perfecto para continuar una profunda plática, conexiones con personas que después de una velada auspiciada por tu “combustible social” se convirtieron en relaciones de amistad.
También fuiste mi cómplice en varias conquistas, en esa dualidad tuya de mitigar barreras, derribar formalismos y acercar alientos.
Pero en nuestra historia co dependiente, también conocí vergüenza. Mareos que borraban la memoria y escenas que gracias a dios nadie capturó en un smart phone (no existían aún). Me llevaste a comprometer mi integridad y ponerme en riesgo.
Durante años invertí en ti mucho más de lo que invertí en mi.
Nuestra relación, como cualquier pareja tóxica, se sentía inevitable, pegajosa, cíclica. Los domingos era imposible encontrar la paz; los lunes prometía dejarte y para el miércoles sentía el impulso de volvernos a encontrar. Total. La mayoría de los cercanos nos aplaudían como pareja, y en mi perspectiva siempre habían otros mucho más tóxicos, mucho más alcohólicos, mucho más perdidos.
Es inevitable, cuando transitas el dolor de tu camino de reconexión, reconocer tus efectos analgésicos. Trabajar en mi me llevó a reconciliarme con mi yo que abusaba de ti, se alejaba en culpabilidad, sólo para regresar a implorar la paz de tu reencuentro. Mis pérdidas por lo nuestro nunca me obligaron a llevar nuestra relación a asistencia profesional, pero no por eso, nuestra relación no tuvo muchos picos de enfermedad.
Hoy, en nuestros breves y efímeros encuentros reconozco que me gustas. Tu sabor, cervecita, tu historia, vino, tu amargura y dulzura, wiskito, hasta tu misticismo ahumado, peligroso mezcal. Pero el cambio más poderoso para corregir lo nuestro es que he dejado de creerme la historia de que me caigo mejor contigo.
Ahora siento como mis mañanas post encuentro, hasta las más inocentes, me nublan de pesimismo. Liberar mi cabeza de historias negativas se complica el doble y resurgen miedos de caminos que ya había asimilado. Mi cuerpo se contrae y mi sueño (que ahora mido) te acusa: aunque ronco mucho, no descanso. Mantener mi rutina, ver mi que estoy mejor que en los últimos 17 años me motivan a seguir invirtiendo en mi, en esa virtud, en el poder de la consciencia que expande un cuerpo sano.
Mi actual ocupación implica dejarte por largas temporadas. Los expansores no se llevan bien contigo, y eso me gusta. Mi círculo de relaciones, en reacción o en consecuencia, tampoco te abrazan como lo hacían antes y hoy se que a lo mucho añoro el maridaje que le traes a algunos momentos específicos de mi vida. Pero quiero mantenerte lejos, muy lejos, del espacio de relación formal que teníamos, y de ser un personaje activo e influyente en mi cotidianidad. No voy a mentir que a veces me imagino en algún plan que va a suceder y me alegra saber que nos vamos a encontrar, y quizás este impulso nunca muera. Lo que ya no tiene espacio es que ese impulso mande.
Y quizás escribo esto solo como una purga, como un testimonio público liberador y quizás porque en estas palabras habrán muchos que resuenen. Porque para mi es fundamental reconocer que el vínculo ha quedado atrás, para darte tu lugar únicamente como un esporádico accesorio.
🌀UNIR (extracto de Vivir Infinito)
[…] Comprendí que una forma de sanar consiste en unir. En reconciliar. La unión trae silencio y aquieta la mente, que sin cesar busca separar. Unir transforma el vacío en amor, la duda, en confianza, la locura, en aventura; integra lo que estaba fraccionado.
Cuando unes, integras el dolor, no lo ignoras, o experimentas placer pero no pretendes que te llene internamente. Al integrar, comprendes que la vida no se trata de ser feliz ni de evadir la tristeza, de esquivar la incomodidad o de rendirte al gozo, sino de experimentarlos como una danza. Son una ilusión que la mente elige asumir u observar, como cuando sientes dolor y dejas que pase, o te conviertes en él y agrandas tu sufrimiento; o cuando disfrutas un buen momento y lo dejas seguir su curso, o te aferras a lo que sentiste y sufres al darte cuenta de que no será permanente.
Presentación del Libro “Vivir Infinito” El próximo 26 de septiembre a las 7:00PM en BeTranspersonal (Amsterdam 46 int. 402, Col Condesa) RSVP en josecasas@feelreborn.net
🐍Shine Inside- Early Bird último día.
Este es el último programa que haremos este año de
. 7 generaciones previas pueden confirmar el poder transformador de un proceso llevado con tanta dedicación, cuidado y experiencia. Trabajar con medicinas ancestrales requieren de enfoque, tiempo, preparación, integración y sobretodo la contención adecuada de un grupo que te permita confiar a tal punto que tu camino hacia adentro no se vea limitado por tus necesidades cotidianas de control, expectativas y miedo a la incertidumbre. Puedes registrarte aquí y aprovechar el Early Bird. Quedan pocos lugares.Gracias por suscribirte y recomendar estos textos.
Un abrazo,
Jose.
Que joya, hiciste las paces con ella, me refleje en ella
Me encantó. Gracias